Habacuc 3:2 

Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. 

Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, 

En medio de los tiempos hazla conocer; 

En la ira acuérdate de la misericordia. 

Durante todo el día el domingo y parte de la madrugada del lunes una palabra golpeaba mi mente y corazón; AVIVA. 

Comencé a orar y pedir a Dios que me dirigiera a pedir correctamente. 

Todos queremos un avivamiento en la iglesia de hoy, todos anhelamos ser llenos de la presencia del Espíritu Santo y que al igual que en la antigüedad nuestras palabras sean seguidas de milagros y maravillas. 

Todos oramos que comience un avivamiento que sacuda nuestro barrio, nuestra ciudad ,nuestro país, nuestro continente. 

Leemos sobre tantos avivamientos, hombres y mujeres que usados por Dios y guiados por su Espíritu Santo cambiaron ciudades enteras. 

Anhelamos esos milagros. Me consta que muchos oran para que esto suceda. Por todas partes del mundo los cristianos estamos gritando como el profeta Habacuc: Señor aviva tu obra en este tiempo. 

Todos buscamos que en alguna parte Dios comience esa manifestación maravillosa que muestre al mundo la grandeza y el poderío de nuestro Dios. 

En la madrugada mientras oraba entendí que si quiero arder con ese fuego celestial me tengo que encender. Para eso mi vida debe estar alineada con el corazón de Dios. 

Limpia, una vida que muestre realmente a Dios en cada hecho. Un corazón humilde y humillado ante Dios dispuesto a recibir lo que viene de lo alto. 

En estos últimos meses he confesado, he limpiado y dispuesto mi corazón a Dios para que El lo llene. Anhelo esa llenura que proviene del río de Dios. De ese río que hablo Ezequiel, desbordante de aguas vivas. Esas aguas que como dice el mismo Jesús saltan para vida eterna. Mi deseo es nadar en esa corriente de su Espíritu de tal forma que otros sean tocados y afectados aun sin necesidad de hablar. Dios esta buscando hombres y mujeres encendidos para provocar un fuego de avivamiento. El esta listo para desatar milagros y maravillas. Para transformar vidas, para restaurar familias. 

Quiere llenarnos para que seamos esos canales de bendición que encendamos a otros. 

Quiero animarte a que también tu puedas buscar con vehemencia esta llenura. 

Queremos avivamiento, queremos cambios, queremos que todos conozcan a nuestro Dios, queremos arder, entonces dejémonos encender por el fuego santo de su Espíritu. 

Tú y yo debemos ser antorchas vivas, canales de bendición para otros... AVIVAMIENTO!!!