EL AMOR
“El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.” (1 Corintios 13: 4)
Muchos de nosotros podríamos admitir que nuestro amor por otros no refleja exactamente la definición anterior. Más bien, nos enojamos, somos impacientes, poco amables y egoístas cuando nuestras fuentes de amor y seguridad son amenazadas
Y con frecuencia lo son. Si somos honestos, debemos admitir que las fuentes de amor humano nos fallan con facilidad. Contrario al concepto bíblico, el “amor” nos falla tan frecuente como es brindado, ya sea de un amigo, un padre, un pastor, un cónyuge, un hermano, o hermana.
Cuando digo “fracaso”, me refiero a que nadie nos ama perfectamente; ninguna persona puede llevar el peso de nuestra necesidad de amor. A medida que tomamos conciencia de la humanidad limitada, la ilusión del amor se esfuma o desaparece. Vemos que nuestra intensa búsqueda de “amor” ha sido poco más que un vano intento por encontrar seguridad.
Y nos quedamos solos para enfrentar nuestra necesidad.
Esto es con frecuencia el comienzo de la libertad del amor. Estando solos, deseamos un amor que es más profundo y más verdadero que el que simples seres humanos pueden ofrecernos. “Lo que el hombre desea es amor inagotable” (Proverbios 19:22).
El Amor verdadero debe proveer, cuidar y nutrir.
Nuestra capacidad para amar a otros está arraigada al hecho de que hayamos asegurado el amor real e inagotable. Y la única manera de asegurarnos en el amor es siendo amados, y no cualquier amor, sino una fuente que es lo suficiente poderosa y persistente para atravesar nuestros corazones y penetrar en ellos.
Necesitamos el amor de Dios. Si aspiramos a amar a otros con amor genuino, con amor que “es sufrido, es benigno, no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.
(1 Corintios 13:4-6).
El amor protege y espera lo mejor en nuestros corazones; Dios persevera a nuestro favor y nos ayuda a recibirlo como la fuente de amor que nunca falla, que todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, el amor nunca deja de ser… (1 Corintios 13:7-8).
Así que te invito a que recibas ese amor único y verdadero que solo Dios nos puede dar, puedes decir las siguientes palabras:
Dios, reconozco que he actuado y eh pecado contra ti y contra otros. Entiendo lo que eh hecho. Te pido que me recibas como tu hijo y tener la esperanza de vivir contigo para siempre. Creo que se ha castigado por mis pecados a tú hijo Jesús, y que ahora ya han sido apartados de mí tan lejos , que tú no te acuerdas de ellos. Hazme un ser agradable ante ti y delante de la gente. Ponme el manto de tu justicia. Dame tu Santo Espíritu para que pueda nacer en mi ese amor que necesito para amar de verdad a mis semejantes, todo esto te lo pido en el nombre de mi Señor Jesucristo, Amen…
Si hiciste esta oración y necesitas apoyo y/o consejería, favor dirigirte con alguno de nosotros.
¡¡Dios te bendice, Animo!!
Félix Jiménez Morgado
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