El Poder Redentor de la Sangre de Jesús

marzo 26, 2016

El Poder de la Sangre de Jesús

Hola de nuevo... tengo preparado para ustedes un estudio sobre el poder de la Sangre de Cristo. Como es un estudio un poco largo para publicarlo en un post, decidí editarlo en un pequeño libro de 10 páginas en formato PDF.

¿Qué vamos a aprender?

1. Entender el poder que la Sangre de Jesús tiene sobre nuestras vida.
2. Comprender los beneficios de la Sangre a partir del entendimiento de la Pascua.
3. Conocer las cinco confesiones de lo que la Sangre de Cristo hizo por nosotros.
4. Entender que la Sangre de Jesús nos hace aceptos, limpios y aptos para ser la morada del Espíritu Santo.

Para que te des una idea te dejo la introducción del pequeño libro.

Introducción del Estudio

Jesús fue el único hombre que nació para cumplir la misión más importante en este mundo, que era la de morir por cada uno de nosotros. Él lo sabía. En Jesús se cumplieron las profecías que los siervos de Dios habían dado en la antigüedad. Al respecto, las preguntas que el Señor hizo a los judíos de ese tiempo fueron: “¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar?” (Isaías 50:2).

El profeta Isaías dijo: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6). Desde Adán hasta Jesús, la raza humana había luchador por limpiarse del pecado. Pero todo fue en vano.

Para que la redención se llevara a cabo, implicaba un costo muy alto que ningún ser humano podría jamás pagar. El patriarca Job preguntaba a Dios: “¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad?” (Job 7:21a). En medio de su aflicción, Job procuraba que Dios cancelara cualquier argumento en su contra, pero al mismo tiempo él mismo se responde: “¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?” (Job 9:26).

David al respecto dijo: “Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate, (Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás)” (Salmos 49:7-8). De una manera clara, el salmista ratifica que ninguna persona puede redimir a otra ni dar a Dios el precio del rescate para que Él lo perdone, “porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás”.

Jesús era el único que podía soportar el castigo que toda la humanidad debía recibir. El Padre puso sobre Él toda la maldad de la humanidad y luego lo castigó por todo lo que merecíamos a causa de nuestros pecados. Porque así como la maldición había entrado al mundo por un hombre y afectó a toda la raza humana, Dios requería de otro hombre para quebrantar la maldición y establecer Su justicia divina en la tierra.

“Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los  muchos serán constituidos justos. Para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Romanos 5:18-19, 21).


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