Estamos en la última parte del estudio "El Espíritu Santo Revelado", hasta este momento hemos aprendido muchísimo sobre éste tema, sin embargo no es todo. Más adelante seguiremos profundizando más sobre el Espíritu Santo.

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La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén. —2 Corintios 13:14

Todos necesitamos ser constantemente transformados, pero solo un encuentro cara a cara con el Espíritu Santo puede hacerlo. Así que no se conforme con tradiciones de hombres o con oír un mensaje inspirador del que sale igual de mentiroso, pendenciero, rebelde, orgulloso y testarudo.

La Palabra de Dios nos enseña que todo creyente está llamado a tener una relación o comunión con el Espíritu Santo, pero debemos cuidar dos cosas que cortan su fluir:

La palabra “contristar” significa, causar tristeza o dolor. Aunque usted crea que Dios no se entristece, a Él no solo le ofende el pecado, sino que además lo entristece.

Por lo cual desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo, airaos pero no pequéis... No se ponga el sol sobre vuestro enojo ni deis lugar al diablo. El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno... Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación... Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia, antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo —Efesios 4:25-32

“Quítense de vosotros” se refiere a la decisión personal de remover de nuestro carácter todo lo que contrista o hiere al Espíritu de Dios que mora dentro de nosotros. Cuando uno ama no quiere herir o causar tristeza. La mentira, el maldecir o chismosear, la ira y otras fallas del carácter lastiman al Espíritu de Dios. Esto se refleja en el rostro de las personas, y se ven afligidas por la amargura, el resentimiento, la rebeldía y la falta de perdón.

La palabra de Dios nos manda en 1 Tesalonicenses 5:19, “No apaguéis al Espíritu”.

Apagar al Espíritu Santo es extinguir Su poder, obstruirlo o no dejarlo que fluya.

Contristar tiene que ver con el carácter; en cambio, apagar tiene que ver con el poder.

Puede que una persona lleve una vida de santidad, integridad y rectitud, incluso que tenga buen carácter; sin embargo, cuando el Espíritu de Dios quiere hacer algo en ella o a través de ella, lo apaga. Y cuando el espíritu está apagado no hay poder de Dios.

¿Cómo apagamos el poder de Dios? Cuando Dios quiere tocarnos y nos da vergüenza llorar, clamar a Él, hablar en lenguas o adorarlo con pasión. Incluso cuando quiere liberar nos, nos da pena que nos vean que estamos siendo liberados y lo paramos. Las palabras por sí solas, aunque sean verdad, si no son ungidas por el Espíritu no producen cambios. Dios muchas veces nos va a pedir cosas que no entendemos, por eso debemos estar dispuestos a fluir con Él y caminar en denuedo para obedecerle.

Si ha entristecido al Espíritu Santo con la mentira, el orgullo, la soberbia, la testarudez, la rebelión, la ira, permítale trabajar en su corazón. O si constantemente apaga Su fluir, ¡es tiempo de cambiar! No contriste al Espíritu Santo ni apague Su poder. Él quiere sanar, salvar, liberar, transformar, usar sus pies, manos y boca; pero no lo apague. Hoy necesitamos tener un encuentro con el Espíritu Santo. Permítale que lo use para tocar a otros como lo ha hecho con usted.

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Los motivo a que me dejen en los comentarios qué fue lo que Dios te enseñó a través de ésta serie para continuar con la conversación.

Nos leemos muy pronto, no te despegues del blog que aún hay muchas cosas por aprender. Comparte para que más personas sean bendecidas y recomienda el blog.