Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. —Hechos 1:7-9
El bautismo con el Espíritu Santo, es el derramar del poder de Dios en una persona, convirtiéndola en un “vaso” o instrumento de Dios capaz de efectivamente cargar actividad sobrenatural y demostrar el poder de Dios donde quiera que vaya.
¿Cuál es el propósito del bautismo con el Espíritu Santo?
Muchos creyentes han sido bautizados con el Espíritu Santo, con la demostración de hablar en lenguas, pero no conocen el propósito de este bautizo. Sin embargo, la Escritura nos enseña que hemos sido ungidos por Dios y para lo que fuimos ungidos: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel” (Isaías 61:1).
El propósito del bautismo con el Espíritu Santo, es empoderarnos y llenarnos de sabiduría para ganar almas para Cristo y ser instrumentos en sus manos, no solo para salvación, sino también para ser lo que Él necesita; para proveer el milagro que la gente busca, ya sea de salvación, sanidad, finanzas, restauración, liberación, u otra necesidad.
El propósito, es que usted sea un testigo efectivo de lo que hizo Jesús en la cruz; que demuestre el poder de Dios por donde vaya; que pruebe con señales, milagros y maravillas que Cristo no está muerto; que proclame que Él está vivo y que todavía sana a los enfermos y liberta a los cautivos.
¿Cuáles son las evidencias que ha sido bautizado?
● Habla en otras lenguas. Esta es la evidencia inicial de que hemos sido bautizados y sumergidos en ese poder, pero no es la evidencia principal.
● Recibe el poder de Dios. Cristo nunca dijo, “quédense en Jerusalén y les daré el don de lenguas”. El énfasis de la promesa no fueron las lenguas sino el poder de Dios. Él dijo: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”. No hemos sido bautizados solo para hablar en lenguas, sino para ser transformados y convertirnos en bendición para otros, demostrando así Su poder con milagros y señales.
¿Cómo sabe que es portador del poder de Dios?
1. Lo usa. Es decir, cuando ora por un enfermo y se sana, cuando echa fuera demonios, cuando habla de Cristo y las personas reciben salvación, cuando las señales le siguen; éstas son manifestaciones que tiene el poder de Dios.
2. Hay un cambio radical. Otra forma de saber que tiene el poder de Dios es que su vida cambia radicalmente. Si antes tomaba pastillas para la depresión o para dormir, ya no las necesita; si luchaba con adicciones, ya no desea revolcarse en los viejos hábitos; si ve que los problemas, dificultades y situaciones que antes lo agobiaban, desaparecen sobrenaturalmente, eso quiere decir que el poder de Dios está obrando en su vida, para hacerlo más que vencedor.
3. Adquiere seguridad. El poder de Dios da la seguridad de que Dios es más grande que su problema, que el diablo y que cualquier situación o circunstancia.
4. Siente pasión. El poder de Dios lo vuelve apasionado por Su presencia. Aumenta su sed y hambre por tener más comunión con Él; por Su fuego, por Su poder sobrenatural y por la revelación de Su Palabra y lo lleva al convencimiento de que separado de Él nada puede hacer.
3 comentarios
Gracias Juan por dejarte usar por el Señor... te confieso que hablo en lenguas pero aún no sé cuàl es el don que en el Espíritu Santo me fue dado... ando en esa tarea sin embargo me das una direcciòn mil gracias y bendiciones.
ResponderBorrarComo carismático que fui, identifico muy bien lo que el autor de este post está diciendo, pero evidencio con tristeza que el enfoque es equivocado, en vez de buscar glorificar a Dios y su obra en el creyente, está exaltando al ser humano, colocándolo en el lugar de coprotagonista de la obra de Dios, cuando el creyente sólo es un siervo que reconoce su debilidad y dependencia absoluta de su Señor. El bautismo en el Espíritu es la regeneración, el don de lenguas es otra cosa aparte. El poder que recibe es primeramente para luchar contra su propio pecado y luego para poder vivir la vida cristiana.
ResponderBorrarExcelente reflexion. Muy certera y concreta. Dios le bendiga.
ResponderBorrarNo te vayas sin dejarme tus comentarios. Quiero saber más de ti.