
Hace un poco más de un año estuve atravesando por un proceso muy difícil y doloroso para mí, era un dolor que no podía soportar en mi pecho, pero Dios me restauró y luego escribí lo siguiente:
Y de pronto, volví a sonreír...
Después de pensar que todo había terminado y que no podría salir de ese hoyo en el que me encontraba.
Vi una pequeña luz al final y era Dios extendiendo su mano.
Cuando menos lo pensé, ya estaba de vuelta postrado a sus pies, experimentando como el alfarero quebraba lo que quedaba de mi roto y deshecho corazón para hacerlo de nuevo.
Hijo mío, tengo que hacerlo — susurro en mi oído.
Señor, ya no puedo más, por favor, te ruego que me quites esto y me des paz — clamaba con lágrimas en mis ojos corriendo como grandes ríos y mi voz alzaba como cuando alguien pierde a un ser querido.
Pensé que nunca podría volver a levantarme de ese frío suelo, pero una vez más, el Señor me mostró su amor, misericordia y gran consuelo.
Puedo decirte sin dudar, que aunque parezca que ya no puedes andar, el Señor vendrá y te dará la fuerza para que te puedas levantar.
No importa donde estés, el Señor irá por ti y su voz retumbará en tu interior diciéndote: He venido por ti.
Ya no huyas más, ya no dudes más, en tu interior sabes que a sus pies volverás y completo en Él estarás.
0 comentarios
No te vayas sin dejarme tus comentarios. Quiero saber más de ti.