Que el alumno:
Despierte a una vida de oración y vaya creciendo cada día.
Sepa quiénes son llamados a desarrollar una vida de oración.
Tenga una actitud de aprendizaje respecto a la oración.
Hace algunos siglos la gente no tenía a su alcance la Biblia en su propio idioma, pocos sabían leer, la educación era privilegio de unos cuantos.
Pero hoy en día la responsabilidad es mayúscula ya que tenemos en nuestras manos la Palabra de Dios, si no la leemos seremos responsables de nuestros hechos.
Si la oración no expulsa el pecado de tu vida, el pecado expulsará la oración.
«Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar…»
(Lucas 11:1)
Cuando leemos con cuidado este pasaje, notamos cosas muy claras. La primera es que no cualquiera se daba cuenta cómo oraba el Señor Jesús.
En este caso específico uno de sus discípulos se le acercó y le pidió que les enseñara a orar. ¿Qué vio este hombre en Jesús cuando oraba que hizo esta petición?
Lo impactó de tal manera que él quería tener lo que estaba viendo en su maestro.
Es muy obvio que los que han de recibir la enseñanza de la oración son los discípulos no la muchedumbre o la multitud, por eso claramente dice la Biblia que uno de sus discípulos le dijo: “Enséñanos a orar”.
La oración es un arma poderosa y Dios quiere que aprendamos a orar, ¿a quiénes va enseñar? A los discípulos ya que ellos aprenderán y la usarán en el beneficio del reino de los cielos.
II. Señor:
A Jesús lo llamaban de diferentes maneras sus discípulos, según la unción con la que Él se movía en medio de ellos.
En esta ocasión lo llamaron Señor y la palabra que es utilizada en el griego es: Kurios = autoridad suprema, controlador, un máster (amo).
Este discípulo no era un conformista, reconocía que el mejor maestro de la oración estaba delante de él, aunque Juan el bautista había enseñado a sus discípulos, no tenía la grandeza del Maestro de maestros.
III. “Enséñanos”
Una petición digna de ser imitada. Que linda es la disposición del que quiere ser enseñado, con una actitud de humildad.
Por eso este discípulo recibió aquello que pidió. Es la actitud del ser humano cuando está en su etapa de niñez, todo lo que se le enseña lo recibe, lo aprende.
Siempre está en la disposición de aprender y con un poco de esfuerzo lo vuelve parte de su naturaleza.
Enséñanos, un verbo que nos habla de someterse a un caudal de conocimientos, pero recordemos que el conocimiento sin la acción se convierte en un montón de reglas y principios que ocupan un lugar en nuestra memoria sin afectar positivamente nuestra conducta, por eso la pregunta no vino de cualquiera, sino de un discípulo.
Uno que está sometido a una disciplina, un aprendiz, un pupilo que va a donde su maestro va, uno que está dispuesto a que supervisen su aprendizaje.
Sometámonos pues a las enseñanzas del Maestro de maestros. Alguien dijo que ninguna nación cuenta con mejores ciudadanos que los padres que enseñan a orar a sus hijos.
IV. Orar:
“La oración mueve la mano que mueve al mundo.” G. D. Watson.
Esta fue la petición, y una de las mejores, que llevó a Jesús a una acción inmediata.
¿Cuántos de nosotros hacemos esta petición, cuántos hemos entendido la importancia de la oración, con qué frecuencia la iglesia de hoy recibe día a día esa invitación?
Mas hemos de notar que la actitud y la expresión del Señor para orar era una pasión que emanaba esa unción, y que despertó en ellos el deseo de aprender.
La Biblia no nos manda a predicar todos los días, pero si nos manda a orar todos los días. Pregunto ¿Quién podrá orar continuamente si no sabe como hacerlo? La oración comienza con la enseñanza de la misma y la práctica continua.
Preguntémonos ¿qué tenemos que hacer para aprender?
El primer paso del aprendizaje comienza con el reconocimiento de nuestras necesidades.
El segundo paso es la autodisciplina, a la manera de Daniel que se propuso desde que llegó a Babilonia no contaminarse.
Es como aprender a tocar un instrumento, la clave para poder llevar a cabo tal propósito es la constancia de la práctica diaria y para ello es necesario autodisciplina.
¿Qué sucede en nuestra vida cuando empezamos a orar?
El cristiano que ora dejará de pecar.
¿Quiénes son los que deben aprender a orar?
Los discípulos.
¿Para poder ser enseñados qué actitud debemos tener?
La de un niño.
¿Y esa actitud de niño qué frutos manifiesta?
Humildad y la disposición de querer aprender.
¿Cómo debe de ser la oración para nosotros los cristianos?
Como es para el escalador sus herramientas, sin ellas sólo podrá ver la cima ya que si intenta subirla estará en peligro de muerte.
¿Qué pasa con el cristiano que no ora?
Está en peligro de muerte.
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MIL BENDICIONES A TODOS.
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