“Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz”.
(Juan 10:2-4 RV60)
Dios sigue hablando
A lo largo de la Biblia, podemos ver que Dios se comunicaba con las personas que elegía para hacer alguna tarea específica. Se revelaba al ser humano para hacerles saber sus planes. En estos tiempos Dios sigue hablando, aunque muchos solo creen en un Dios histórico, sabemos y creemos en un Dios vivo que esta interesado en tener una relación especial con cada uno de nosotros.
Pero, ¿por qué algunos no escuchan la voz de Dios? Puede haber muchas razones, pero considero que hay cuatro razones principales por las que no escuchamos la voz de Dios:
1. No le damos tiempo a Dios.
Muchas veces ponemos de pretexto estar “tan ocupados” con nuestras actividades diarias, que no tenemos tiempo suficiente para Dios. Debemos ponernos a pensar cuantas horas le dedicamos a la televisión, a los hobbies, a cosas que no nos edifican. Reduce este tiempo y dale el mejor tiempo a Dios.
2. No queremos obedecer a Dios.
Escuché a alguien alguna vez decir: “¿Para que quieres escuchar a Dios, si no le vas a obedecer?” Como veíamos al principio, Dios le habla al ser humano para revelarle sus planes y que éste los ejecute, y muchas veces no nos gusta obedecer cuando Dios demanda algo de nosotros.
3. Por causa del pecado.
Sabemos muy bien lo que dice Romanos 3:23, que el pecado trae separación entre Dios y el hombre. El pecado siempre estorbará para que podamos escuchar la voz de Dios
4. Porque no le buscamos de verdad.
El apóstol Pablo, explicó que hay un espíritu de estupor que no nos deja escuchar y peor aún no nos deja ver lo que Dios habla y hace (Romanos 11:8). Esto lo dijo por lo que escribió Isaías (Isaías 29:9-16), cuando Dios vio que la gente no le buscaba con sinceridad. Buscaban a Dios por tradición.
Anhela escuchar su voz
Dios desea hablar a tu vida, pero tú también debes anhelar escucharlo. Cuando el Señor nos habla, cosas poderosas suceden en nuestras vidas. Podemos recibir bendición, dirección, sabiduría, liberación, sanidad, restauración, y muchísimas cosas más, si tan solo nos detenemos a escuchar Su voz.
Si tú anhelas escuchar la voz del Padre, primero identifica que es lo que te estorba para que puedas escuchar. Pregúntate, ¿Le estoy dando tiempo a Dios?, ¿Estoy dispuesto a obedecerlo?, ¿Hay algún pecado que no he confesado?, ¿Realmente busco a Dios para servirle y agradarle a él? Solo tú y Dios conocen las respuestas a éstas preguntas. Ponte a cuentas con Dios y verás como él empieza a hablarte de una manera especial.
¿Cómo Dios puede hablarme? Esta es la mejor parte. Dios te comenzará a hablar de muchas maneras (Job 33:14 RVC), él puede hablarnos en sueños, en visiones, al oído (Job 33:15-16). También puede hablarnos a través de la Biblia, de los hermanos de la iglesia, de alguna predicación, de algún testimonio, de algún canto de alabanza o de adoración. Sólo es cuestión de estar atentos a escuchar Su voz y ser obedientes (vea Deuteronomio 28:1-2).
Escuchando Su voz
Sabrás que la voz que te habla es de tu Padre, porque trae paz y confianza en Dios. En Juan 10:2-4, vemos que los hijos (comparados como ovejas), conocen la voz de Dios (comparado como el pastor).
Las ovejas siguen al pastor sin temor, porque lo conocen y el pastor conoce a sus ovejas. De ahí la importancia de pasar tiempo a solas con Dios, tener una oración de intimidad con él, para que lo podamos reconocer cada vez que hable a nuestros corazones.
Hay un pasaje en Marcos 7:32-25, donde Cristo pone los dedos en los oídos de una persona que era sorda y tartamuda. Jesús dijo al momento de hacer esto “Efata” que quiere decir “Sé abierto” y el joven recibió su sanidad en ese instante y fueron abiertos sus oídos.
Sin duda alguna, escuchar la voz de Dios en nuestro día a día, nos ayudará a vencer obstáculos, a incrementar nuestra fe, a compartir a otros de Cristo, y a crecer espiritualmente. Sólo a través de Cristo nuestros oídos espirituales pueden ser abiertos.
Te invito a que hagas esta breve oración con mucha fe:
“Padre Celestial, en este momento, te pido en el nombre de Jesús, que me permitas escuchar tu voz. Hoy reconozco que he pecado, que no te he dado de mi tiempo para estar contigo, que he sido desobediente y que no te he buscado con todo mí ser. Te pido que me perdones y me des la oportunidad de escucharte. Arranca de mi vida todo espíritu de estupor y declaro sobre mis oídos como dijo Jesús: «Efata», que quiere decir: «Sé abierto». Gracias te doy Señor porque tengo la convicción que comenzarás a hablarme. Amén.”
A partir de hoy, comienza a buscar a Dios con todo tu corazón y que tu oído este atento a escucharlo y obedecerlo. Recuerda que hoy en día Dios esta hablando a sus hijos trayendo un llamado especial. Escucha Su voz llamándote.
Serie: Dios te está buscando.
Tema: Escuchando Su voz.
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