La Biblia está llena de sabiduría. Cuando sientas que no sabes que hacer, lo mejor que podemos hacer es recurrir a la voz de Dios escrita en la Biblia.
En cierta ocasión un hombre se esforzó muchísimo para poder viajar en tren por primera vez. Trabajo mucho y solo alcanzó para comprar el boleto de ida y vuelta.
No le quedó para poder comparar nada más.
Tenía mucha hambre en el viaje, y de regreso ya no aguantó más y pidió de comer. “Les diré que lavaré los trastes a cambio”. Comió todo lo que pudo hasta llenarse. Al final pidió la cuenta y uno de los encargados le dijo: “Señor, la comida va incluida con el boleto del viaje, puede comer todo lo que quiera”.
Muchas veces estamos igual que este hombre, no aprovechamos los beneficios que Jesús nos dio al haber dado su vida por amor a nosotros. Hay muchos beneficios en la Palabra de Dios que desconocemos porque no nos acercamos a ella.
Uno de esos beneficios es conocer el consejo de Dios para nuestro día a día. Veamos algunos de ellos.
1. Escoge bien a tus amistades
“El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado.” (Proverbios 13:20).
Hay un dicho popular que explica algo similar: “el que con lobos se junta a aullar se enseña”.
Recuerdo que una noche pedí un Uber para ir a mi casa y el conductor me decía que el vivía por la colonia donde me subí al coche. Le comentaba que la gente que nos rodea y el ambiente donde vivimos puede influir mucho en nuestro comportamiento, a lo que el me contesto que tenía mucha razón.
Me platicaba que él en su juventud se juntaba con una pandilla y siempre se peleaban con pandillas rivales, en una de esas riñas uno de sus amigos golpe hasta quitarle la vida a otro joven. Todos salieron corriendo para esconderse. La policía solo logró capturarlo a él. Se le acusó de asesinato y estuvo encarcelado por varios años, mientras que su amigo se escondió en Estados Unidos.
Cuando logro salir al cumplir con su condena, hizo su vida decidiendo hacer las cosas diferentes, se casó, tuvo hijos y en lo primero que pensó fue en llevarse a sus hijos a vivir a un lugar y un ambiente diferente para ellos. No quería que sus hijos vivieran lo mismo que él.
Verdaderamente, las amistades influyen mucho en lo que uno hace, dice o piensa. Elije bien a tus amistades.
2. Guarda tu corazón
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:23).
Guárdalo de ser herido, guárdalo de ser lastimado, guárdalo de ser lleno de lo que no agrada a Dios.
¿Por qué es importante guardar nuestro corazón? Porque hablamos y actuamos según lo que hay en él.
“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Lucas 6:45).
Cómo saber que alguien tiene un corazón lastimado, por la forma en la que se expresa.
3. Escucha la corrección de tus padres
“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;” (Proverbios 1:8).
Una de las formas en las que podemos honrar a nuestros padres es escuchar sus instrucciones, correcciones y consejos.
“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.” (Efesios 6:1-3).
Más que un consejo es un mandamiento que trae consigo una promesa muy especial.
He conocido casos de jóvenes que no honran a sus padres y que mueren a muy temprana edad.
4. Confía en Dios antes que en ti mismo
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.” (Proverbios 3:5-6).
A veces creemos que todo lo sabemos o que todo lo podemos en nuestras fuerzas, pero a veces Dios nos demuestra que sin él no podemos hacer muchas cosas.
Poner la confianza en Dios es estar 100% seguro que lo que Él quiere para nosotros es mucho mejor que lo que nosotros queremos. Confiar en Dios es descansar en su palabra y sus promesas.
Cuando reconocemos que Dios puede darnos lo mejor, Él nos lleva por el camino correcto.
5. Disfruta tu juventud permanentemente
“Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.” (Eclesiastés 11:9-10).
Estas en la mejor etapa de tu vida, donde puede soñar, tienes fuerza y tiempo para hacer muchas cosas. Y qué mejor que hacer cosas para Dios.
6. Sé humilde
“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;” (1 Pedro 5:5-6).
La humildad nos abre puertas.
Humillarnos ante Dios es reconocer nuestra condición y que lo necesitamos. Cuando nos humillamos estamos echando fuera el yo, el orgullo, la egolatría, la vanagloria y la autosuficiencia.
“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;” (Filipenses 2:3)
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